Mi encuentro personal con Jesús
Soy hija de San Juan Pablo II. Un 5 de abril de 2005, tuve mi encuentro personal con Jesús, 3 días después que el Santo Padre partera al cielo. Me encontraba en el fondo de la peor etapa de mi vida, experimentando un terrible y desesperante vacío existencial, sentía que mi vida ya no tenía sentido y mucha desesperanza, pero Dios hizo un milagro en mí tocando mi corazón el día que muere el Santo Padre. No fue casualidad que mi encuentro con Jesús lo tuviera entre la Pascua de Resurrección y las vísperas del Domingo de la Divina Misericordia. El Señor me concede la gracia de tener mi propia Pascua, sanó mi corazón con amor y delicadeza.
Desde ese día mi vida cambió, me levanté, me armé de valor para dar los pasos que necesitaba:
Del egoísmo a la humildad,
Del rencor al perdón,
Del miedo al coraje de volver a creer en mí y todo lo que yo significaba para Dios,
De recoger mi vida en ruinas y volverla a edificar... ¡pero ahora de la mano de Dios!
El encuentro conmigo
Trabajé en el mundo corporativo por más de 20 años. Fui una mujer que actuaba desde el estrés y la idea equivocada del "tengo que matarme trabajando para ganar bien y cuidar a mi familia", y esta mentalidad casi acabó conmigo.
En 2011 tuve un encuentro conmigo misma, en medio de cirugías y hospitales, con un diagnóstico que no me daba más de un año de vida, una columna colapsada y un estrés crónico que me estaba matando silenciosamente…
Cuando no podía hacer nada más que estar postrada en una cama, fue que pude escuchar a Dios llamándome a remar mar adentro, y entendí que estaba diseñada para hacer cosas más grandes. ¡Él me había preparado para cumplir una misión que lleva mi nombre!
Fue así como Dios me dio una segunda oportunidad para sanar, volverme a levantar y, desde una renovación interior, poner al servicio los talentos que me había dado, y fue ahí que decidí emprender. ¡Bendita enfermedad!
¡Duc in altum! ¡Rema mar adentro!
Empresarias Católicas nace el 15 de agosto de 2021, como fruto de las Peregrinaciones virtuales que tuve la bendición de recibir con Padre Juan María Solana, Director de Magdala, frente al mar de Galilea. Gracias al Retiro "De la Mano de María Magdalena" pude sanar heridas que me impedían avanzar hacia este proyecto. Es por ello que Santa María Magdalena es nuestra patrona, quien con su ejemplo, me inspiró a poner todo lo que tenía para colaborar con el ministerio de Jesús.
Desde entonces, hemos tenido la bendición de recibir el apoyo y asesoría de nuestros queridos sacerdotes.
